En cada casa, por no hablar de otros países, se hace la salsa de tomate de una forma distinta. Podemos encontrar desde la ortodoxa y sencilla salsa hecha exclusivamente con tomate y aceite (de ahí lo de tomate frito) hasta miles de versiones con diferentes combinaciones de ingredientes tales como pimiento, guindilla, cebolla, zanahoria, ajo fresco o en polvo, pimienta, albahaca, orégano, comino, romero, tomillo, azúcar...
Yo antes le ponía zanahoria, cebolla, ajo, tomate (claro), sal y azúcar. Pero hace ya un tiempo que decidí que me gustaba más sin zanahoria y con algunas especias. Ahora veréis.
Os recomiendo que cuando hagáis salsa de tomate hagáis una gran cantidad (entre 2,5 y 10 kg) ya que es un producto que aguanta mucho tiempo en la nevera (más aún si tenéis máquina de vacío), se congela estupendamente (dura unos tres meses en un buen congelador) y también se puede hacer conserva con ella (os durarán más de un año).
RECETA DE LA SALSA DE TOMATE FRITO
- Dificultad: baja.
- Tiempo de elaboración:
- ¿Apta para vegetarianos?: Sí.
- ¿Apta para veganos?: Sí.
- ¿Apta para celíacos?: Sí.
- ¿Apta para intolerantes a la lactosa?: Sí.
INGREDIENTES PARA UNOS 4 BOTES PEQUEÑOS (de 250 ml cada uno):
La cantidad final dependerá mucho de los tomates empleados y del tiempo de cocción.
- 2,5 kg (5 lb 8.19oz) de tomates maduros.
- Se suelen comprar tomates pera o rama para hacer la salsa de tomate, pero podéis usar otros tomates incluso unos de ensalada estupendos siempre que estén bien maduros.
- También se puede usar tomate pelado o triturado de lata. Es verdad que se ahorra bastante de tiempo y que el sabor no es mucho peor, pero sí es diferente al que tiene la salsa de tomate hecha con tomates frescos. Yo sugiero que probéis a hacerlo de las dos formas y luego decidáis si os compensa usar tomates frescos o no.
- Unos 120 ml (1/2 cup) de aceite de oliva.
- Unos 210 g (7.41oz) de cebolla (aproximadamente 1 cebolla).
- Unos 20 g (4 tsp) de azúcar. Hay que ir probando porque dependerá de la acidez de los tomates.
- Unos 6 g (1 tsp) de sal. Hay que ir probando porque dependerá de la madurez de los tomates.
- Orégano seco al gusto (aproximadamente 1 tsp).
- Una pizca de pimienta negra molida.
- 2 hojas grandes u 8 pequeñas de albahaca fresca (aproximadamente 2 gramos). Si no contamos con albahaca fresca podemos usar albahaca seca, aproximadamente 1 cucharada de postre (1 tsp).
PASO A PASO:
1) Picamos la cebolla. Si vamos a triturar la salsa una vez hecha, da igual el tamaño. Si no vamos a triturarla debemos cortar la cebolla cubitos de unos 3mm de lado.
Lo más importante a tener en cuenta es que, si picamos los ingredientes más pequeños la cocción de los mismos será más rápida, y que, debemos tratar de cortar todos los trozos de cebolla de un tamaño similar para que se hagan al mismo tiempo.
2) En una olla grande añadimos la mitad del aceite de oliva y la cebolla picada.
4) Mientras tanto vamos pelando los tomates con la ayuda de un pelatomates. Si no tenemos pelatomates podemos pelarlos con un buen cuchillo o escaldarlos primero y luego pelarlos fácilmente. Sin duda, lo más rápido es el maravilloso pelatomates, que, por si no lo he dicho, sirve también para pelar paraguayas, ciruelas y otras frutas de fábula.
5) Una vez pelados los cortamos en cuatro trozos y con la ayuda de una cucharilla retiramos las semillas y las reservamos en un bol.
Podemos ahorrarnos los pasos 4 y 5 si luego pasamos la salsa un par de veces por un chino o pasapurés, pero yo recomiendo retirar las semillas y la piel.
6) Cuando la cebolla lleve unos 15 minutos al fuego y esté medio transparente (no debe coger color), añadimos el ajo picado a mano o con un machaca ajos (pica ajos) y dejamos que se haga todo junto al menos unos 5 minutos más (el fuego no debe estar fuerte ya que el ajo se quema fácilmente).
7) Cortamos los tomates en daditos. De nuevo, da igual el tamaño si vamos a triturar la salsa. Si no la vamos a triturar no deberían ser cubitos de más de 5 mm de lado.
8) Añadimos el tomate a la olla.
9) Añadimos el resto del aceite, el azúcar (ir probando ya que dependerá de la acidez del tomate), la sal (también hay que ir probando), el orégano, la albahaca y la pimienta.
10) Removemos bien y dejamos que se haga a fuego medio-bajo.
- Tenemos que ir removiendo cada 5 minutos para que no se agarre.
- Según vaya perdiendo humedad la salsa, podemos ir bajando un poco el fuego. En mi vitrocerámica lo suelo dejar al 3 ó 3,5 (tiene 10 niveles). Cuidado al remover ya que puede saltar y quemarnos.
- En muchas recetas le añaden agua al tomate. Lo hacen, entre otras cosas para evitar que el tomate salte al freírse y manche la cocina. Si queremos evitar que el tomate salte mucho al freírse debemos ir bajando el fuego según vaya reduciéndose.
- Añadiendo agua lo que hacemos es que el tomate no se fría sino que se cueza y obtenemos una salsa mucho más caldosa y con menos sabor.
- Además, al añadir agua, hacemos una cocción mucho menos eficiente ya que para conseguir el mismo resultado debemos tener el tomate en el fuego mucho más tiempo.
- A mi me gusta que la salsa de tomate sea espesa, pero, por supuesto, hay gente que prefiere una salsa menos concentrada.
12) Dejamos que cueza otros 45 minutos y apagamos el fuego.
13) Si lo vamos a triturar debemos esperar unos minutos a que se haya templado para no quemarnos.
Si tenemos un pasapurés, lo trituramos con él porque si usamos una batidora la salsa queda anaranjada en vez de roja.
13) Si lo vamos a triturar debemos esperar unos minutos a que se haya templado para no quemarnos.
Si tenemos un pasapurés, lo trituramos con él porque si usamos una batidora la salsa queda anaranjada en vez de roja.
Si después de usar la batidora,quieres que la salsa sea roja...solo tienes que calentarla de nuevo, así perderá el oxigeno... el aire añadido por la batidora
ResponderEliminarEs cierto que cuando vuelves a calentar la salsa retoma el color rojo así que muchas gracias por tu comentario.
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